Ante el edificio federal del centro de Los Ángeles, los manifestantes portaron cartelones exigiendo la libertad del ex-Pantera Negra y vocearon consignas como "¡Fue una trampa, ya lo sabes! ¡No mató a ese puerco, carajo!" y "¡Ladrillo por ladrillo, muro por muro, libertemos a Abu-Jamal!" Incluso interpretaron una canción improvisada al ritmo de un espiritual tradicional afroamericano con la letra:
Libertad para Mumia,
Libertad para Mumia Abu-Jamal,
Libertad para Mumia,
Necesitamos al hermano a nuestro lado.
Después de varias repeticiones de la canción, salieron los agentes de seguridad del edificio preguntando "¿Quién es el iniciador de esto?" "Todos somos iniciadores, le retó un joven. Nos avisaron que los que se habían refugiado de la lluvia bajo el techo del inmueble no podían estar en la propiedad y tenían que pasar al banquete.
El público, que contó con la presencia de Nativo López de la
Hermandad Mexicana, Michael Novick de
Acción Antiracista, al igual que miembros del
Sindicato de Pasajeros (Busrider's Union), los Boinas Cafés, la Liga Esparticista y numerosos anarquistas y activistas independientes, se formó en filas y empezó un piquete, continuando a levantar sus consignas.
Algunos de los presentes empezaron a dialogar sobre el caso. Un hombre en particular criticaba los esfuerzos de los activistas que buscan liberar a Abu-Jamal a través de medios jurídicos y con presión política sobre Obama y su Procurador de Justicia Eric Holder. "¡Ellos son reformistas, y el reformismo es otro enemigo en nuestra lucha!"
Recalcó una compañera, "Es evidente que el problema es mucho más amplio que el caso de Mumia. Es todo el complejo carcelario que hemos incorporado a nuestra sociedad. Es una situación que inspira rabia. Yo preferería derrotar todos los muros de las prisiones. Todas."
Opinó otro, "Hay sólo dos maneras de emancipar a Mumia. La primera sería que Obama y Holder intervinieran. La otra sería que nosotros lo libertemos nosotros sólos. Y no parece haber esperanza para ninguna de las dos."
De repente llegaron miembros del colectivo Comida No Bombas, una organización que lucha contra el hambre y por la paz mediante la acción directa al alimentar a los que tienen hambre, ya sean personas sin hogar o activistas en lucha. Trajeron una olla de arroz y frijoles y una jarra de té caliente. Todos se alimentaron y empezaron a convivir. La llegada de estas compañeras y la repartición de la comida abrió un espacio para convivir con viejos camaradas y conocer a otros y otras del movimiento, hecho que probablemente no habría ocurrido sin su llegada.
Actualmente, el número de presos políticos en los Estados Unidos supera cien, según las cifras manejadas por el sitio de internet
prisonactivist.org. Además, a nivel nacional hay más de 3 000 prisioneros sentenciados a muerte, y según el
Centro de Información sobre la Pena de Muerte, entre los años 2000 y 2007, un promedio de 5 presos anuales han sido absueltos de sus supuestos crímenes, una fuerte señal que la pena capital está malimplementado.