La Teología de la Represión de la Memoria

by Luis Agüero Wagner Tuesday, Sep. 16, 2008 at 4:06 PM
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Si alguna teología hoy ha permeado hacia la política en Paraguay, es la teología de la represión de la memoria.

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Con vítores al dictador Stroessner en frente al panteón Nacional de los Héroes de la capital paraguaya, el partido Colorado festejó su 121 aniversario, con el sector del dictador compartiendo el poder con el clérigo-presidente Fernando Lugo.

Con un ruidoso acto en pleno centro de la capital paraguaya este jueves 11 de Setiembre de 2008, el sector oficial del Partido Colorado, que aglutina a los seguidores del fallecido dictador Alfredo Stroessner, realizó un populoso acto donde abundaron los petardos, las hurras.y los discursos elogiosos a la obra del extinto dictador neo-nazi que gobernó con mano de hierro al Paraguay entre 1954 y 1989.

Tal vez el estruendoso acto sea un presagio del traslado de los restos del dictador Stroessner al mausoleo dedicado oficialmente a los héroes del Paraguay, que según trascendidos, forma parte de un pacto entre el clérigo-presidente Lugo y el sector estronista del partido colorado.

Esta sintonía recuerda los más negros capítulos en la historia de la iglesia católica en la región, donde los pactos deshonrosos estuvieron a la orden del día en todas las épocas.

LA CONQUISTA BAJO EL SIGNO DE LA CRUZ

Ya en el siglo XVI algunos teólogos se escandalizaron de las propias inmoralidades cometidas durante la conquista de lo que hoy es Latinoamérica, lo cual llevó al piadoso inquilino del Vaticano a bendecir la esclavización de los nativos con un requerimiento. Antes de cada masacre, los capitanes leían ante un depositario de la fe pública un documento que amenazaba a los indígenas en caso de que se negaran a convertirse a la fe católica:
“con ayuda de Dios entraré poderosamente contra vosotros y vos haré guerra por todas partes y manera que pudiere, y os sujetaré al yugo y obediencia de la Iglesia y de Su Majestad”.
De esta manera, genocidio de por medio, Europa redimió al Nuevo Mundo de sus idolatrías demoníacas.

LA CRUZ, EL DÓLAR Y LA ESPADA

La cruz, el dólar y la espada confluyeron en los mismos senderos durante los sucesivos golpes en defensa de los capitales imperialistas a lo largo del siglo XX
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Como los sacerdotes católicos españoles que bendijeron la sublevación y los crímenes fascistas en la España de 1936, también lo hicieron los piadosos miembros de la jerarquía esclesiástica argentina durante la dictadura militar.

El capellán Von Wernich actuó como parte integral de las fuerzas de represión comandadas por el general Ramón Camps, lo cual le valió una merecida condena por genocidio. Sin embargo, la iglesia ni siquiera le despojó de sus facultades “divinas” y es libre de seguir oficiando la santa misa.
Como muchos de su especie, para que no quedaran dudas de que hablaba un sacerdote, la Iglesia católica por su intermedio, utilizó durante su juicio todos los símbolos católicos disponibles: Jesús, Cristo, la Biblia, Dios, María, el Demonio, el pecado, la confesión, los sacramentos y los 2000 años de historia de la Iglesia de la cual él forma parte. Volvió a amenazar. En la sala se escucharon hipócritas, las palabras de Von Wernich.

La tortura y desaparición forzada de sus propios ciudadanos fue una política contrainsurgente adoptada por los altos mandos de las Fuerzas Armadas argentinas mucho antes del golpe de Estado de 24 de marzo de 1976 y, además, contó el apoyo activo de la jerarquía católica, que legitimó la masacre con viejos resabios teológicos. En 1995 el capitán de la Armada Adolfo Scilingo reveló que la jerarquía eclesiástica había aprobado los métodos bárbaros de ejecución de prisioneros y que los capellanes se encargaban de acallar con frases bíblicas los escrúpulos de los oficiales que dudaban de la legitimidad de las órdenes de asesinar a prisioneros indefensos

Ya en 1411 el obispo Dietrick von Niekin había justificado así los crímenes de la Inquisición contra los infieles y herejes: Con la misma lógica del imperialismo, el poder tentacular de la Iglesia, cuando se vió amenazada, se liberó de sus compromisos con los mandamientos de la moral.


OLVIDOS LLENOS DE MEMORIA EN PARAGUAY

Según el informe de la Comisión de Verdad y Justicia, la dictadura de 35 años que con respaldo del imperio norteamericano encabezó Alfredo Stroessner ejecutó a 59 personas, dejó 339 desaparecidos y torturó a unas 18.772 personas, por quienes el presidente Fernando Lugo pidió perdón en nombre del Estado. El clérigo-presidente se olvidó mencionar, por supuesto, que ganó las elecciones del 20 de abril con la invalorable ayuda del sector que lideraba el extinto dictador.
La presentación del informe final estuvo a cargo del obispo del departamento Misiones, monseñor Mario Melanio Medina, quien gusta recordar que la dictadura lo llamaba "el obispo rojo", aunque hace apenas unas semanas no tuvo remordimientos para firmar un comunicado de apoyo al represor José Antonio Moreno Rufinelli (autor de la liberticida ley 209). La firma debió estamparla como miembro de la Conferencia Episcopal Paraguaya, generando serias dudas sobre su imparcialidad para elaborar un informe que también debería afectar a miembros de la comunidad religiosa católica del Paraguay.
Según consta en los mismo Archivos del Terror paraguayo, abundan ejemplos de religiosos que se involucraron en las actividades represivas de la dictadura, algunos de los cuales oficiaron sin remordimientos como delatores al servicio del temible jefe de la policía política Pastor Coronel. Se ha publicado que el 17 de enero de 1978 la religiosa Gilberta Lovera, por dar un ejemplo, se presentó ante las autoridades policiales solicitando la intervención represiva de las mismas en la Parroquia “San Cristóbal” dado que un charlatán canadiense realizaba allí una prédica subversiva que elogiaba al comunismo. También son bastantes conocidos los ejemplos de capellanes católicos e incluso obispos desvinculados del estado que desde el púlpito cantaban loas a la dictadura militar del General Stroessner.
El informe de Medina omitió el caso Letelier para no incomodar al zar de la prensa local Aldo Zucolillo, las tierras destinadas a reforma agraria recibidas por la estrella del periodismo Humberto Rubín –que animaba los cumpleaños del dictador- e incluso marginó a la comunidad gay. Ver.

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Aunque se difunde erróneamente que el partido colorado fue desalojado del poder en Paraguay, en realidad el sector del fallecido dictador afiliado al partido colorado, ha cumplido con su objetivo de apoderarse de dicho partido y comparte espacios de poder con el clérigo-presidente Fernando Lugo.
El sector hoy encabezado por el senador Gustavo Alfredo Stroessner Domínguez y el empresario Osvaldo Domínguez, se ha convertido en puntal gravitante del gobierno del "nuevo Paraguay", y le proporcionan un sostén sustancioso basado en su grupo multimedia, su poderío económico y su base de votantes.
La sintonía entre Fernando Lugo y el estronismo es tan notoria, que incluso un diario vinculado familiarmente al fallecido dictador Stroessner, “Crónica”, ha realizado una campaña de reivindicación del mismo, pidiendo en sus páginas con grandes titulares el traslado de sus restos al panteón de los héroes, en pago por haber apoyado la campaña del clérigo Fernando Lugo.
Ver:

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La mayoría de los empresarios enriquecidos con la dictadura anticomunista -que manejan la prensa del país-, como Aldo Zucolillo, A. J. Vierci o el neo-sefardí Humberto Rubín, también brindan su decisivo respaldo al obispo.

EPÍLOGO DE IMPUNIDAD, SILENCIO Y REPRESIÓN DE LA MEMORIA

En febrero de 2003 el pleno del Tribunal Supremo de la Argentina recibió del obispo castrense Antonio Juan Baseotto la promesa del apoyo político de la Iglesia Católica para los jueces que reclamaban tal respaldo para confirmar la impunidad de los oficiales argentinos involucrados en el genocidio orquestado por el Proceso de Reorganización Nacional. Baseotto reconoció que acudía en nombre de un Estado extranjero a interceder por la reconciliación y la unidad nacional. Reconciliación es una palabra que en todas partes significa impunidad. Les aseguró a los jueces que contaban con el apoyo de la Iglesia para tapar definitivamente la página negra de todos ellos. Había que empezar a blanquear la historia.

En 1999 Baseotto se había hecho notar con desafortundas analogías: “Si no hay que olvidarse de Cabezas, tampoco hay que silenciar la muerte que provocan los abortos. No sabemos si Cabezas era inocente o no, pero sí nos consta que la criatura en gestación es inocente” sentenció. Completó el razonamiento con otra analogía: son hipócritas quienes apoyan el aborto pero se hacen cruces por las víctimas de los nazis.

Baseotto fue designado obispo castrense en noviembre de 2002. Ese mismo mes el jefe del Ejército se había reunido con algunos magistrados del Tribunal Supremo para exigirles la convalidación de la ley del silencio.

Ese mismo destino de silencio e impunidad hoy amenaza con cubrir a la historia reciente del Paraguay, a pesar de tantas declamaciones grandilocuentes e hipócritas sobre un “nuevo Paraguay”. Si alguna teología hoy ha perneado hacia la política en Paraguay, es la teología de la represión de la memoria