La batalla por la democracia local participativa no es una batalla perdida, sino abortada

by Carlos Ortiz de Zárate Sunday, May. 18, 2008 at 4:08 PM
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Jamás ha sido tan clara y tan excluida una victoria: bastaría con aplicar conceptos, proclamaciones e instrumentos. No hay razones para explicar los escasos avances de la implantación de la gobernanza local participativa, aunque siempre encontramos, como explicación, el hecho del fraccionamiento de los escasos activistas en la participación en el poder.

Una de las principales divisiones, a mi juicio proviene de la polaridad local-global. Algunos suponen que puede llegarse a una democracia global participativa, al margen del funcionamiento local. No es mi intención adentrarme en ese debate. Nadie puede negar la eficacia del Foro Social Mundial: http://es.wikipedia.org/wiki/Foro_Social_Mundial o de Indymedia http://mcs.hackitectura.net/tiki-view_articles.php Tampoco podemos negar que si estos avances se hubieran trasladado al ámbito local o si el último hubiera tenido mayor participación en las acciones globales, los resultados hubieran sido mayores. Además, no creo que las acciones globales, por ellas mismas, puedan sustentarse en algo que no sea meramente testimonial, como podemos ver en el artículo de hoy 17 de mayo, en “El País”: Activismo en los púlpitos del poder económico Las ONG reúnen títulos para defender sus ideas en las juntas de accionistas - Las multinacionales, obligadas a prestar atención Repsol no respeta derechos básicos internacionalmente reconocidos a las poblaciones indígenas". Cuando el pasado miércoles Isabel Tamarit, de Intermon Oxfam, desgranaba con guante de seda en puño de hierro sus quejas sobre la actuación de la multinacional española en América Latina, no tenía delante al hatajo de convencidos habituales en plena performance contra la compañía. Casi todos los que la escucharon sin pestañear llevaban corbata y estaban reunidos para celebrar que Repsol YPF tuvo el año pasado un beneficio récord de 3.188 millones de euros. El escenario era nada menos que la junta de accionistas, con su presidente, Antonio Brufau, al frente. Me parece que el artículo expresa ya suficientemente la situación, como para no lanzar las campanas a vuelco. La atención que prestan las multinacionales a las ONGs puede tener resultados positivos, pero no pienso que nadie espere que aquélla sea suficiente par reparar el impacto de las actuaciones de Repsol YPF en Latinomamérica o de ELF Aquitaine, en África: http://www.angelfire.com/sk2/guineaecuatorial/europa.htm Las acciones globales no son solamente minoritarias, sino que los efectos de las mismas tienen, salvo en algunos casos, audiencias muy limitadas. Es cierto que aquéllas, al menos, mantienen los ánimos de los partidarios de otra globalización y también es cierto que cuando las mismas aumentan la audiencia, como ha ocurrido en numerosas ocasiones, especialmente desde la Batalla de Seattle: http://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_de_Seattle , sumamos alterglobalizadores. También es cierto que todas esas imágenes se desgarran ante nuestra vista, por “asuntos de Estado”, como ha ocurrido con los Mac-Donalds o los trasgénicos, en el caso Bové : http://www.canalsolidario.org/web/noticias/noticia/?id_noticia=9547 Las acciones locales son siempre las asignaturas pendientes de los grupos-alter globalización y sin embargo, las últimas son las más accesibles. La organización internacional existente no está a la altura del modelo de globalización. De, hecho este déficit es constante en la historia. Por si el hecho no hubiera quedado claro aún, la operación Libertad Duradera, lo ha dejado bien manifiesto: http://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_de_Iraq_de_2003 Sin embargo, el modelo imperante de globalización está desarrollando un modelo de gobierno local que permite una gobernanza participativa como podemos comprobar en un gran número de proclamaciones, como es el caso de la 15ª sesión de la Conferencia de Ministros Europeos responsables de entidades locales y regionales: http://www.map.es/prensa/notas_de_prensa/notas/2007/10/20071016.html : Los ministros acordaron desarrollar un protocolo adicional a la Carta Europea de Autonomía Local que consolidaría a nivel europeo el derecho a la participación democrática, el derecho de los ciudadanos a la información y las obligaciones de las autoridades en relación a estos derechos. {…] Los participantes se comprometieron de nuevo con la aplicación plena de la “Agenda de Budapest para la Buena Gobernanza Local y Regional (2005-2010)”, que identifica los desafíos actuales a los que se enfrenta la democracia local y regional en Europa y las acciones que son necesarias para afrontarlos. En este sentido, acordaron llevar a cabo una revisión de la aplicación de la Agenda en la próxima reunión ministerial prevista para 2009. No pienso que esta declaraciones sean suficientes, tampoco creo que la ambigüedad de las mismas sea inferior a los textos de la ONU, en referencia al conflicto irakí ya mencionado. Lo que si creo es que el ámbito local es mucho más controlable que el global y que el esfuerzo de control es un objetivo más accesible para nuestras fuerzas que el embarullado entramado de la globalidad. Se argumenta, no sin razón, que la gobernanza es una invención del neoliberalismo: http://www.france.attac.org/spip.php?article3284 : El segundo gran momento de la gobernanza marca su transición hacia el ámbito público : la gobernanza se hace urbana (urban governance). La gobernanza urbana es inicialmente el resultado de los intentos contradictorios de los ayuntamientos británicos de la era Thatcher de gestionar la ciudad con recursos financieros fuertemente recortados. Hablamos de contradicción porque nos hallamos en una trama en la cual las reducciones y privatizaciones de los servicios públicos se combinan con prácticas de resistencia y solidaridad de las clases populares que luchan por no ser excluidas. Contradicción también, porque ayuntamientos neoliberales y ayuntamientos de izquierda apelan a la « sociedad civil » de manera opuesta, si bien coinciden en presentar las privatizaciones o la participación ciudadana como formas de gestión « próximas al ciudadano ». En cualquier caso, la crisis molecular del Estado del bienestar que se produce a nivel municipal conduce a un abandono de responsabilidades por parte de los poderes locales en favor de todo lo que no es poder público y se denomina con un término magmático sobre el que tendremos que volver : « sociedad civil ». Es cierto que, en épocas de penuria, la implicación de la sociedad civil, aunque no fuera más que por las activaciones de recursos humanos que la última implica, puede tener excelentes resultados. No me parece, sin embargo, evidente, que éstos tengan que ser usurpados por el neoliberalismo que nos ha conducido a tal penuria. Por otra parte, podemos esperar que la implementación de una gobernanza participativa no tuviera una vuelta atrás sin una imposición del poder, como está ocurriendo con la gobernanza global. Los logros de la última, sin embargo, no están tan asentados o son tan identificables como los de la gobernanza local y por tanto, las intervenciones del poder son menos predecibles en la segunda. Obviamente, una gran parte de las acciones locales se sustentan en acciones globales. No trato, con este artículo, de invitar a focalizar las fuerzas en el ámbito local. Solamente quiero indicar que no podemos desperdiciar lo que tenemos a nuestro alcance y que nuestras deficiencias locales tienen un gran impacto en nuestras deficiencias globales.

Original: La batalla por la democracia local participativa no es una batalla perdida, sino abortada